Equipo este sabado a las 4 de la tarde jugamos contra los diablos.
Como dije para la semana pasada hay chances pero tenemos que ganar los dos que nos quedan a como de lugar. Vamos no nos quedemos, que todavia podemos dar la vuelta
abrazo
miércoles, 25 de noviembre de 2009
jueves, 19 de noviembre de 2009
VAMOS TODOS UNIDOS, VAMOS NO NOS QUEDEMOS...
Ya se que perdimos, se tambien que no vamos a dejar que las camaras se metan de vuelta en la intimidad del ac. Pero quiero ir mas alla. El ac esta mas alla de cualquier derrota y por eso el valor de este video. La unidad. El ac es eso, unidad. Ahora mas que nunca. De la mano del gordo malo, quien supera a cualquier motivador de poca monta como Retamar, el bamba o el queridisimo JR Carrasco, veamos este video sabiendo que somos un equipazo. Que este amor es nuestro, nos lo ganamos y nos lo merecemos. Son muchos años.
ACC o MUERTE.
si no lo ven, aca esta el link: http://www.youtube.com/watch?v=wFiSf17rPUM
martes, 17 de noviembre de 2009
Fecha 11 Los Diablos: Todavia se puede
Equipo
los resultados ya estan. todavia hay chances.
Todos juegan todos, asi que cualquiera le puede sacar a puntos a cualquiera. a nosotros no nos queda otra que ganar los 2 y esperar a que los diablos le gane a brigada.
Nosotros ganando el sabado dejariamos casi sin chances a los diablos, que la fecha postergada no le va quedar otra que ganarle si o si a brigada para tener alguna chance de salir campeon. Eso nos juega a favor porque dibalos se va jugar la vida, esprando ganar yq eu nosotros no ganemos.
Claro esta que si brigada gana los 3 que le quedan sale campeon.
Todavia se puede, esta todo muy ajustado y brigada puede perder con los diablos, pero para emepzar nosotros tenemos que volver al triunfo como de lugar.
Se que el partido es a las 16 horas pero podriamos concetrar todos juntos el viernes a la noche quzias en el argentino o algun otro country. Es una idea nomas pero si quieren la podemos realizar
espero sus comentarios
saludos
los resultados ya estan. todavia hay chances.
Todos juegan todos, asi que cualquiera le puede sacar a puntos a cualquiera. a nosotros no nos queda otra que ganar los 2 y esperar a que los diablos le gane a brigada.
Nosotros ganando el sabado dejariamos casi sin chances a los diablos, que la fecha postergada no le va quedar otra que ganarle si o si a brigada para tener alguna chance de salir campeon. Eso nos juega a favor porque dibalos se va jugar la vida, esprando ganar yq eu nosotros no ganemos.
Claro esta que si brigada gana los 3 que le quedan sale campeon.
Todavia se puede, esta todo muy ajustado y brigada puede perder con los diablos, pero para emepzar nosotros tenemos que volver al triunfo como de lugar.
Se que el partido es a las 16 horas pero podriamos concetrar todos juntos el viernes a la noche quzias en el argentino o algun otro country. Es una idea nomas pero si quieren la podemos realizar
espero sus comentarios
saludos
viernes, 13 de noviembre de 2009
Que mañana cueste lo que cueste...
Como si fuera un paliativo para el sabado, les dejo este simpatico cuento de Osvaldo Soriano que nos hara querer -si es que esto es posible- aun mas, este fantastico deporte.
Gallardo Pérez, referí
Cuando yo jugaba al fútbol, hace más de veinte años, en la Patagonia, el refería era el verdadero protagonista del partido. Si el equipo local ganaba, le regalaban una damajuana de vino de Río Negro; si perdía, lo metían preso. Claro que lo más frecuente era lo de la damajuana, porque ni el referí, ni los jugadores visitantes tenían vocación de suicidas.
Había, en aquel tiempo, un club invencible en su cancha: Barda del Medio. El pueblo no tenía más de trescientos o cuatrocientos habitantes. Estaba enclavado en las dunas, con una calle central de cien metros y, más allá, los ranchos de adobe, como en el far-west. A orillas del río Limay estaba la cancha, rodeada por un alambre tejido y una tribuna de madera para cincuenta personas. Eran las "preferenciales", las de los comerciantes, los funcionarios y los curas. Los otros veían el partido subidos a los techos de los Ford A o a las cajas de los camiones de la empresa que estaba construyendo la represa.
Todos nosotros estábamos bajo el influjo del maravilloso estilo del Brasil campeón del mundo, pero nadie lo había visto jugar nunca: la televisión todavía no había llegado a esas provincias y todo lo conocíamos por la radio, por esas voces lejanas y vibrantes que narraban los partidos. Y también por los diarios, que llegaban con cuatro días de atraso, pero traían la foto de Pelé, el dibujo de cómo se hacía un cuatro-dos-cuatro y la noticia de la catástrofe argentina en Suecia.
Yo jugaba en Confluencia, un club de Cipolletti, pueblo fundado a principios de siglo por un ingeniero italiano que tenía un monumento en la avenida principal. Todavía las calles no habían sido pavimentadas y para ir al fútbol los domingos de lluvia había que conseguir camiones con ruedas pantaneras. Confluencia nunca había llegado más arriba del sexto puesto, pero a veces le ganábamos al campeón. Muy de vez en cuando, pero le dábamos un susto.
Ese día teníamos que jugar en la cancha de Barda del Medio y nunca nadie había ganado allí. Los equipos "grandes" descontaban de sus expectativas los dos puntos del partido que les tocaba jugar en ese lugar infernal. Los muchachos de Barda del Medio, parientes de indios y chilenos clandestinos, eran tan malos como nosotros suponíamos que eran los holandeses o los suecos. Eso sí, pegaban como si estuvieran en la guerra. Para ellos, que perdían siempre por goleada como visitantes, era impensable perder en su propia casa.
El año anterior les habíamos ganado en nuestra cancha cuatro a cero y perdimos en la de ellos por dos a cero con un penal y piadoso gol en contra de Gómez nuestro marcador lateral derecho. Es que nadie se animaba a jugarles de igual a igual porque circulaban leyendas terribles sobre la suerte de los pocos que se habían animado a hacerles un gol en su reducto.
Entonces, todos los equipos que iban a jugar a Barda del Medio aprovechaban para dar licencias a sus mejores jugadores y probar a algún pibe que apuntaba bien en las divisiones inferiores. Total, el partido estaba perdido de antemano. El referí llegaba temprano, almorzaba gratis y luego expulsaba al mejor de los visitantes y cobraba un penal antes de que pasara la primera hora y la tribuna empezara a ponerse nerviosa. Después iba a buscar la damajuana de vino y en una de ésas, si la cosa había terminado en goleada, se quedaba para el baile.
Ese día inolvidable, nosotros salimos temprano y llevamos un equipo que nos había costado mucho armar porque nadie quería ir a arriesgar las piernas por nada. Yo era muy joven y recién debutaba en primera y quería ganarme el puesto de centro delantero con olfato para el gol. Los otros eran muchachos resignados que iban para quedarse en el baile y buscar una aventura con las pibas de las chacras.
Después del masaje con aceite verde, cuando ya estábamos vestidos con las desteñidas camisetas celestes, el referí Gallardo Pérez, hombre severo y de pésima vista, vino al vestuario a confirmar que todo estuviera en orden y a decirnos que no intentáramos hacernos los vivos con el equipo local. Le faltaban dos dientes y hablaba a tropezones, confundiendo lo que decía con lo quería decir.
Le dijimos -y éramos sinceros- que todo estaba bien y que tratara, a cambio, de que no nos arruinaran las piernas. Gallardo Pérez prometió que se lo diría al capitán de ellos, Sergio Giovanelli, un veterano zaguero central que tenía mal carácter y pateaba como un burro.
Ni bien saludamos al público que nos abucheaba, el defensa Giovanelli se me acercó y me dijo: "Guarda, pibe, no te hagas el piola porque te cuelgo de un árbol". Miré detrás de los arcos y allí estaban, pelados por el viento, los siniestros sauces donde alguna vez habían dejado colgado a algún referí idealista. Le dije que no se preocupara y lo traté de "señor". Giovanelli, que tenía un párpado caído surcado por una cicatriz, hizo un gesto de aprobación y fue a hacerles la misma advertencia a los otros delanteros.
La primera media hora de juego fue más o menos tranquila. Empezaron a dominarnos pero tiraban desde lejos y nuestro arquero, el Cacho Osorio, no podía dejarla pasar porque habría sido demasiado escandaloso y nos habrían linchado igual, pero por cobardes. Después dieron un tiro en un poste y el Flaco Ramallo sacó varias pelotas al córner para que ellos vinieran a hacer su gol de cabeza.
Pero ese día, por desgracia, estaban sin puntería y sin suerte. Todos hicimos lo posible para meter la pelota en nuestro arco, pero no había caso. Si el Cacho Osorio la dejaba picando en el área, ellos la tiraban afuera. Si nuestros defensores se caían, ellos la tiraban a las nubes o a las manos del arquero.
Al fin, harto de esperar y cada vez más nervioso, Gallardo Pérez expulsó a dos de los nuestros y les dio dos penales. El primero salió por encima del travesaño. El segundo dio en un poste. Ese día, como dijo en voz alta el propio referí, no le hacían un gol ni al arco iris. El problema parecía insoluble y la tribuna estaba caldeada. Nos insultaban y hasta decían que jugábamos sucio. Al promediar el segundo tiempo empezaron a tirar cascotes.
El escándalo se precipitó a cinco o seis minutos del final. El Flaco Ramallo, cansado de que lo trataran de maricón, rechazó una pelota muy alta y yo piqué detrás de Giovanelli, que retrocedía arrastrando los talones. Saltamos juntos y en el afán de darme un codazo pifió la pelota y se cayó. La tribuna se quedó en silencio, un vació que me calaba los huesos mientras me llevaba la pelota para el arco de ellos, solo como un fraile español.
El arquerito de Barda del Medio no entendía nada. No sólo no podían hacer un gol sino que, además, se le venía encima un tipo que se perfilaba para la izquierda, como abriendo un ángulo de tiro. Entonces salió a taparme a la desesperada, consciente de que si no me paraba no habría noche de baile para él y tal vez hasta tendría que hacerme compañía en el árbol de fama siniestra. Él hizo lo que pudo y yo lo que no debía. Era alto, narigón, de pelo duro, y tenía una camiseta amarilla que la madre le había lavado la noche anterior. Me amagó con la cintura, abrió los brazos y se infló como un erizo para taparme mejor el arco. Entonces vi, con la insensatez de la adolescencia, que tenía las piernas arqueadas como bananas y me olvidé de Giovanelli y de Gallardo Pérez y vislumbré la gloria.
Le amagué una gambeta y toqué la pelota de zurda, cortita y suave, con el empeine del botín, como para que pasara por ese paréntesis que se le abría abajo de las rodillas. El narigón se ilusionó con el driblin y se tiró de cabeza, aparatoso, seguro de haber salvado el honor y el baile de Barda del Medio. Pero la pelota le pasó entre los tobillos como una gota de agua que se escurre entre los dedos.
Antes de ir a recibirla a su espalda le vi la cara de espanto, sentí lo que debe ser el silencio helado de los patíbulos. Después, como quien desafía al mundo, le pegué fuerte, de punta, y fui a festejar. Corrí más de cincuenta metros con los brazos en alto y ninguno de mis compañeros vino a felicitarme. Nadie se me acercó mientras me dejaba caer de rodillas, mirando al cielo, como hacía Pelé en las fotos de El Gráfico.
No sé si el referí Gallardo Pérez alcanzó a convalidar el gol porque era tanta la gente que invadía la cancha y empezaba a pegarnos, que todo se volvió de pronto muy confuso. A mí me dieron en la cabeza con la valija del masajista, que era de madera, y cuando se abrió todos los frascos se desparramaron por el suelo y la gente los levantaba para machucarnos la cabeza.
Los cinco o seis policías del destacamento de Barda del Medio llegaron como a la media hora, cuando ya teníamos los huesos molidos y Gallardo Pérez estaba en calzoncillos envuelto en la red que habían arrancado de uno de los arcos.
Nos llevaron a la comisaría. A nosotros y al referí Gallardo Pérez. El comisario, un morocho aindiado, de pelo engominado y cara colorada, nos hizo un discurso sobre el orden público y el espíritu deportivo. Nos trató de boludos irresponsables y ordenó que nos llevaran a cortar los yuyos del campo vecino.
Mientras anochecía tuvimos que arrancar el pasto con las manos, casi desnudos, mientras los indignados vecinos de Barda del Medio nos espiaban por encima de la cerca y nos tiraban más piedras y hasta alguna botella vacía.
No recuerdo si nos dieron algo de comer, pero nos metieron a todos amontonados en dos calabozos y al referí Gallardo Pérez, que parecía un pollo deshuesado, hubo que atenderlo por hematomas, calambres y un ataque de asma. Deliraba y en su delirio insensato confundía esa cancha con otra, ese partido con otro, ese gol con el que le había costado los dos dientes de arriba.
Al amanecer, cuando nos deportaron en un ómnibus destartalado y sin vidrios, bajo la lluvia de cascotes, nuestro arquero, el Cacho Osorio, se acercó a decirme que a él nunca le habrían hecho un gol así. "Se comió el amague, el pelotudo", me dijo y se quedó un rato agachado, moviendo los brazos, mostrándome cómo se hacía para evitar ese gol.
Cuando se despertó, a mitad de camino, Gallardo Pérez me reconoció y me preguntó cómo me llamaba. Seguía en calzoncillos pero tenía el silbato colgando del cuello como una medalla.
-No se cruce más en mi vida -me dijo, y la saliva le asomaba entre las comisuras de los labios-. Si lo vuelvo a encontrar en una cancha lo voy a arruinar, se lo aseguro.
-¿Cobró el gol? -le pregunté. -¡Claro que lo cobré! -dijo, indignado, y parecía que iba a ahogarse- ¿Por quién me toma? Usted es un pendejo fanfarrón, pero eso fue un golazo y yo soy un tipo derecho.
-Gracias -le dije y le tendí la mano. No me hizo caso y se señaló los dientes que le faltaban.
-¿Ve? -me dijo-. Esto fue un gol de Sívori de orsai. Ahora fíjese dónde está él y dónde estoy yo. A Dios no le gusta el fútbol, pibe. Por eso este país anda así, como la mierda.
Había, en aquel tiempo, un club invencible en su cancha: Barda del Medio. El pueblo no tenía más de trescientos o cuatrocientos habitantes. Estaba enclavado en las dunas, con una calle central de cien metros y, más allá, los ranchos de adobe, como en el far-west. A orillas del río Limay estaba la cancha, rodeada por un alambre tejido y una tribuna de madera para cincuenta personas. Eran las "preferenciales", las de los comerciantes, los funcionarios y los curas. Los otros veían el partido subidos a los techos de los Ford A o a las cajas de los camiones de la empresa que estaba construyendo la represa.
Todos nosotros estábamos bajo el influjo del maravilloso estilo del Brasil campeón del mundo, pero nadie lo había visto jugar nunca: la televisión todavía no había llegado a esas provincias y todo lo conocíamos por la radio, por esas voces lejanas y vibrantes que narraban los partidos. Y también por los diarios, que llegaban con cuatro días de atraso, pero traían la foto de Pelé, el dibujo de cómo se hacía un cuatro-dos-cuatro y la noticia de la catástrofe argentina en Suecia.
Yo jugaba en Confluencia, un club de Cipolletti, pueblo fundado a principios de siglo por un ingeniero italiano que tenía un monumento en la avenida principal. Todavía las calles no habían sido pavimentadas y para ir al fútbol los domingos de lluvia había que conseguir camiones con ruedas pantaneras. Confluencia nunca había llegado más arriba del sexto puesto, pero a veces le ganábamos al campeón. Muy de vez en cuando, pero le dábamos un susto.
Ese día teníamos que jugar en la cancha de Barda del Medio y nunca nadie había ganado allí. Los equipos "grandes" descontaban de sus expectativas los dos puntos del partido que les tocaba jugar en ese lugar infernal. Los muchachos de Barda del Medio, parientes de indios y chilenos clandestinos, eran tan malos como nosotros suponíamos que eran los holandeses o los suecos. Eso sí, pegaban como si estuvieran en la guerra. Para ellos, que perdían siempre por goleada como visitantes, era impensable perder en su propia casa.
El año anterior les habíamos ganado en nuestra cancha cuatro a cero y perdimos en la de ellos por dos a cero con un penal y piadoso gol en contra de Gómez nuestro marcador lateral derecho. Es que nadie se animaba a jugarles de igual a igual porque circulaban leyendas terribles sobre la suerte de los pocos que se habían animado a hacerles un gol en su reducto.
Entonces, todos los equipos que iban a jugar a Barda del Medio aprovechaban para dar licencias a sus mejores jugadores y probar a algún pibe que apuntaba bien en las divisiones inferiores. Total, el partido estaba perdido de antemano. El referí llegaba temprano, almorzaba gratis y luego expulsaba al mejor de los visitantes y cobraba un penal antes de que pasara la primera hora y la tribuna empezara a ponerse nerviosa. Después iba a buscar la damajuana de vino y en una de ésas, si la cosa había terminado en goleada, se quedaba para el baile.
Ese día inolvidable, nosotros salimos temprano y llevamos un equipo que nos había costado mucho armar porque nadie quería ir a arriesgar las piernas por nada. Yo era muy joven y recién debutaba en primera y quería ganarme el puesto de centro delantero con olfato para el gol. Los otros eran muchachos resignados que iban para quedarse en el baile y buscar una aventura con las pibas de las chacras.
Después del masaje con aceite verde, cuando ya estábamos vestidos con las desteñidas camisetas celestes, el referí Gallardo Pérez, hombre severo y de pésima vista, vino al vestuario a confirmar que todo estuviera en orden y a decirnos que no intentáramos hacernos los vivos con el equipo local. Le faltaban dos dientes y hablaba a tropezones, confundiendo lo que decía con lo quería decir.
Le dijimos -y éramos sinceros- que todo estaba bien y que tratara, a cambio, de que no nos arruinaran las piernas. Gallardo Pérez prometió que se lo diría al capitán de ellos, Sergio Giovanelli, un veterano zaguero central que tenía mal carácter y pateaba como un burro.
Ni bien saludamos al público que nos abucheaba, el defensa Giovanelli se me acercó y me dijo: "Guarda, pibe, no te hagas el piola porque te cuelgo de un árbol". Miré detrás de los arcos y allí estaban, pelados por el viento, los siniestros sauces donde alguna vez habían dejado colgado a algún referí idealista. Le dije que no se preocupara y lo traté de "señor". Giovanelli, que tenía un párpado caído surcado por una cicatriz, hizo un gesto de aprobación y fue a hacerles la misma advertencia a los otros delanteros.
La primera media hora de juego fue más o menos tranquila. Empezaron a dominarnos pero tiraban desde lejos y nuestro arquero, el Cacho Osorio, no podía dejarla pasar porque habría sido demasiado escandaloso y nos habrían linchado igual, pero por cobardes. Después dieron un tiro en un poste y el Flaco Ramallo sacó varias pelotas al córner para que ellos vinieran a hacer su gol de cabeza.
Pero ese día, por desgracia, estaban sin puntería y sin suerte. Todos hicimos lo posible para meter la pelota en nuestro arco, pero no había caso. Si el Cacho Osorio la dejaba picando en el área, ellos la tiraban afuera. Si nuestros defensores se caían, ellos la tiraban a las nubes o a las manos del arquero.
Al fin, harto de esperar y cada vez más nervioso, Gallardo Pérez expulsó a dos de los nuestros y les dio dos penales. El primero salió por encima del travesaño. El segundo dio en un poste. Ese día, como dijo en voz alta el propio referí, no le hacían un gol ni al arco iris. El problema parecía insoluble y la tribuna estaba caldeada. Nos insultaban y hasta decían que jugábamos sucio. Al promediar el segundo tiempo empezaron a tirar cascotes.
El escándalo se precipitó a cinco o seis minutos del final. El Flaco Ramallo, cansado de que lo trataran de maricón, rechazó una pelota muy alta y yo piqué detrás de Giovanelli, que retrocedía arrastrando los talones. Saltamos juntos y en el afán de darme un codazo pifió la pelota y se cayó. La tribuna se quedó en silencio, un vació que me calaba los huesos mientras me llevaba la pelota para el arco de ellos, solo como un fraile español.
El arquerito de Barda del Medio no entendía nada. No sólo no podían hacer un gol sino que, además, se le venía encima un tipo que se perfilaba para la izquierda, como abriendo un ángulo de tiro. Entonces salió a taparme a la desesperada, consciente de que si no me paraba no habría noche de baile para él y tal vez hasta tendría que hacerme compañía en el árbol de fama siniestra. Él hizo lo que pudo y yo lo que no debía. Era alto, narigón, de pelo duro, y tenía una camiseta amarilla que la madre le había lavado la noche anterior. Me amagó con la cintura, abrió los brazos y se infló como un erizo para taparme mejor el arco. Entonces vi, con la insensatez de la adolescencia, que tenía las piernas arqueadas como bananas y me olvidé de Giovanelli y de Gallardo Pérez y vislumbré la gloria.
Le amagué una gambeta y toqué la pelota de zurda, cortita y suave, con el empeine del botín, como para que pasara por ese paréntesis que se le abría abajo de las rodillas. El narigón se ilusionó con el driblin y se tiró de cabeza, aparatoso, seguro de haber salvado el honor y el baile de Barda del Medio. Pero la pelota le pasó entre los tobillos como una gota de agua que se escurre entre los dedos.
Antes de ir a recibirla a su espalda le vi la cara de espanto, sentí lo que debe ser el silencio helado de los patíbulos. Después, como quien desafía al mundo, le pegué fuerte, de punta, y fui a festejar. Corrí más de cincuenta metros con los brazos en alto y ninguno de mis compañeros vino a felicitarme. Nadie se me acercó mientras me dejaba caer de rodillas, mirando al cielo, como hacía Pelé en las fotos de El Gráfico.
No sé si el referí Gallardo Pérez alcanzó a convalidar el gol porque era tanta la gente que invadía la cancha y empezaba a pegarnos, que todo se volvió de pronto muy confuso. A mí me dieron en la cabeza con la valija del masajista, que era de madera, y cuando se abrió todos los frascos se desparramaron por el suelo y la gente los levantaba para machucarnos la cabeza.
Los cinco o seis policías del destacamento de Barda del Medio llegaron como a la media hora, cuando ya teníamos los huesos molidos y Gallardo Pérez estaba en calzoncillos envuelto en la red que habían arrancado de uno de los arcos.
Nos llevaron a la comisaría. A nosotros y al referí Gallardo Pérez. El comisario, un morocho aindiado, de pelo engominado y cara colorada, nos hizo un discurso sobre el orden público y el espíritu deportivo. Nos trató de boludos irresponsables y ordenó que nos llevaran a cortar los yuyos del campo vecino.
Mientras anochecía tuvimos que arrancar el pasto con las manos, casi desnudos, mientras los indignados vecinos de Barda del Medio nos espiaban por encima de la cerca y nos tiraban más piedras y hasta alguna botella vacía.
No recuerdo si nos dieron algo de comer, pero nos metieron a todos amontonados en dos calabozos y al referí Gallardo Pérez, que parecía un pollo deshuesado, hubo que atenderlo por hematomas, calambres y un ataque de asma. Deliraba y en su delirio insensato confundía esa cancha con otra, ese partido con otro, ese gol con el que le había costado los dos dientes de arriba.
Al amanecer, cuando nos deportaron en un ómnibus destartalado y sin vidrios, bajo la lluvia de cascotes, nuestro arquero, el Cacho Osorio, se acercó a decirme que a él nunca le habrían hecho un gol así. "Se comió el amague, el pelotudo", me dijo y se quedó un rato agachado, moviendo los brazos, mostrándome cómo se hacía para evitar ese gol.
Cuando se despertó, a mitad de camino, Gallardo Pérez me reconoció y me preguntó cómo me llamaba. Seguía en calzoncillos pero tenía el silbato colgando del cuello como una medalla.
-No se cruce más en mi vida -me dijo, y la saliva le asomaba entre las comisuras de los labios-. Si lo vuelvo a encontrar en una cancha lo voy a arruinar, se lo aseguro.
-¿Cobró el gol? -le pregunté. -¡Claro que lo cobré! -dijo, indignado, y parecía que iba a ahogarse- ¿Por quién me toma? Usted es un pendejo fanfarrón, pero eso fue un golazo y yo soy un tipo derecho.
-Gracias -le dije y le tendí la mano. No me hizo caso y se señaló los dientes que le faltaban.
-¿Ve? -me dijo-. Esto fue un gol de Sívori de orsai. Ahora fíjese dónde está él y dónde estoy yo. A Dios no le gusta el fútbol, pibe. Por eso este país anda así, como la mierda.
miércoles, 11 de noviembre de 2009
Si no fuera un muerto ¿Quién sería?
Aviso: en el post de abajo está la data del partido del sábado.
Este es otro de esos para perder el tiempo.
Todos alguna vez quisieron ser como tal o cual jugador cuando jugaban.
Ejemplos a la vista de todos como el burrismo futbolístico de Gruneisen, o los interminables enganches de Juan Román Ninaus.
Lo cierto es que por fin encontré a mi doble profesional.
No comparto su puesto, pero sí la suplencia en el mejor equipo.
Diviértanse. Las dos partes valen la pena.
(actuación estelar del Toto Berizzo en el segundo video)
Este es otro de esos para perder el tiempo.
Todos alguna vez quisieron ser como tal o cual jugador cuando jugaban.
Ejemplos a la vista de todos como el burrismo futbolístico de Gruneisen, o los interminables enganches de Juan Román Ninaus.
Lo cierto es que por fin encontré a mi doble profesional.
No comparto su puesto, pero sí la suplencia en el mejor equipo.
Diviértanse. Las dos partes valen la pena.
(actuación estelar del Toto Berizzo en el segundo video)
Para subir videos al Blog los pueden descargar de Youtube en www.keepvid.com y subirlos desde sus computadoras.
Un abrazo compañeros
Fecha 9: Pepe Ganga
Equipo
Este sabado jugamos la fecha 10 vs Pepe Ganga a las 12 hs.
El que no pueda jugar por favor avise cuanto antes
saludos
lunes, 9 de noviembre de 2009
Partidazos 2009
A ver si me dan una manito. Tengo que hacer una nota para el Tiki y ando mal de memoria. Además no vendría mal hablar un poco de fútbol prefoesional para distraernos.
La nota es simple: Partidazos del 2009.
Tengo estos:
Lyon 5 – 5 Marseille
Clásico francés
Licha López x2
Gimnasia LP 3 – 3 Rafaela
Promoción
Remontada
Barcelona 6 – 2 Real Madrid
Messi
Papelón de la casa blanca
Argentina 2 – 1 Perú
Gol sobre la hora
Palermo corazón
Boca 3 – 2 Velez
Remontada
Riquelme de afuera
Gol récord de Palermo
Liverpool 4 – 4 Chelsea
Cuartos de final - Champions League
Liverpool tenía que ganar por dos y lo tuvo dos veces (2-0 / 4-2), pero perdió
Manchester Utd 1 – 2 Barcelona
Barcelona Campeón Champions League
Messi vs. Cristiano Ronaldo
¿Recuerdan alguno más?
sábado, 7 de noviembre de 2009
Carta al AC
Acabo de tener una extensísima ducha. Mi cabeza golpeando contra los azulejos. Recordando el partido.
Y quise ser el primero en levantar la perdiz.
Así como les dije hoy en la ronda, nuestro principal rival vive con nosotros las 24 horas. Y es el mismo que nos deleita con esas poluciones diurnas y nocturnas de abrazos y festejos de gol, de vueltas olímpicas, que asoman dulcemente inevitables en nuestras cabezas. Porque sería injusto. El AC lo merece. Y estoy completamente convencido de eso. Pero esto es fútbol. Y por algo lo queremos tanto.
Chicos, estamos frente a algo grande, tenemos que tener la cabeza fresca. Para un lado y para el otro. Ni la naranja mecánica ni el huracán de cappa versión segundo semestre. El AC. Porque no hace falta más que eso. Lo único que tenemos que hacer es darnos cuenta de que si jugamos, nada puede salir mal.
Lo de hoy, en caliente, puede tener gustito a catástrofe. Pero no escapa a ningún libreto. No hace falta más que pispear la cancha de al lado para darse cuenta. Chicos, esto recién empieza. Tenemos 3 finales, tres batallas, y 240 minutos para dejar todo lo que tenemos. Porque, si dejamos todo, esas imágenes que nos hacen esperar el sábado desde el mismo sábado a la noche, que te hacen temblar las piernas como cuando decías "a las 12 y cuarto voy y le hablo", no nos las saca nadie.
Que lo de hoy nos sirva de escarmiento y nos vuelva los pies a la tierra. Este campeonato es nuestro. Es del AC.
AC CALOR O MUERTE
Y quise ser el primero en levantar la perdiz.
Así como les dije hoy en la ronda, nuestro principal rival vive con nosotros las 24 horas. Y es el mismo que nos deleita con esas poluciones diurnas y nocturnas de abrazos y festejos de gol, de vueltas olímpicas, que asoman dulcemente inevitables en nuestras cabezas. Porque sería injusto. El AC lo merece. Y estoy completamente convencido de eso. Pero esto es fútbol. Y por algo lo queremos tanto.
Chicos, estamos frente a algo grande, tenemos que tener la cabeza fresca. Para un lado y para el otro. Ni la naranja mecánica ni el huracán de cappa versión segundo semestre. El AC. Porque no hace falta más que eso. Lo único que tenemos que hacer es darnos cuenta de que si jugamos, nada puede salir mal.
Lo de hoy, en caliente, puede tener gustito a catástrofe. Pero no escapa a ningún libreto. No hace falta más que pispear la cancha de al lado para darse cuenta. Chicos, esto recién empieza. Tenemos 3 finales, tres batallas, y 240 minutos para dejar todo lo que tenemos. Porque, si dejamos todo, esas imágenes que nos hacen esperar el sábado desde el mismo sábado a la noche, que te hacen temblar las piernas como cuando decías "a las 12 y cuarto voy y le hablo", no nos las saca nadie.
Que lo de hoy nos sirva de escarmiento y nos vuelva los pies a la tierra. Este campeonato es nuestro. Es del AC.
AC CALOR O MUERTE
viernes, 6 de noviembre de 2009
Garra femenina
Miren este link, es buenisimo. http://www.clarin.com/diario/2009/11/06/um/m-02035368.htm
miércoles, 4 de noviembre de 2009
FIESTA EGRESADOS GON
Gentusa,
les recuerdo que mañana es mi fiesta de egresados (osea la de muchas muchas chichis)
Yo no voy a la jodita que hace pepe aca en casa pero les dejo las entradas a alguien para los que vengan.
Por ahora tengo confirmados al Rubio, Nachito y Sebi (no me acuerdo si me confirmaste finalmente???).
Por favor los que lean esto durante el trasncurso de mañana, pongan aunque sea "voy". Asi separo las entradas de los que van, porque tengo que darle el resto a una amiga que ya le dio todas las suyas a sus amigotas.
La cita es en crobar tipo 1.30, 2.
avisen en serio
saludos
Gon
Cumple Sofi
Muchachos
Para los que no saben ayer, martes 3 fue el cumple de sofi.
Este viernes 6 hace una fiesta en su casa, a la cual estan todos invitados con quien gusten.
La idea es que la gente empieze a caer a partir de las 12, va haber chupi, musica y sorpresas.
Los espero a todos, al otro dia jugamos a las 4 asi que no hay problema
dir: kennedy (y cerviño) 2840 4to piso
saludos
rubio
pd: si quieren traer algo de alcohol sera bievenido ya que lo que se compro no se si va alcanzar.
Para los que no saben ayer, martes 3 fue el cumple de sofi.
Este viernes 6 hace una fiesta en su casa, a la cual estan todos invitados con quien gusten.
La idea es que la gente empieze a caer a partir de las 12, va haber chupi, musica y sorpresas.
Los espero a todos, al otro dia jugamos a las 4 asi que no hay problema
dir: kennedy (y cerviño) 2840 4to piso
saludos
rubio
pd: si quieren traer algo de alcohol sera bievenido ya que lo que se compro no se si va alcanzar.
Fecha 9: Vulnerables
Equipo este sabado jugamos la primera de las 4 finales que nos quedan con VULNERABLES a las 16:00 hs.
Demas esta decir que para salir campeones hay que ganar todos los partidos y no caernos. venimos en alza tanto animicamente por la victoria heroica contra sarajevo como futbolisticamente por la salsa que le dimos a pepe ganga.
La unica baja es melon que esta lesionado. los demas etamos todos.
saludos
Demas esta decir que para salir campeones hay que ganar todos los partidos y no caernos. venimos en alza tanto animicamente por la victoria heroica contra sarajevo como futbolisticamente por la salsa que le dimos a pepe ganga.
La unica baja es melon que esta lesionado. los demas etamos todos.
saludos
lunes, 2 de noviembre de 2009
Mensaje del Negro
Queridos compañeros del AC. Y Cuando digo compañeros lo digo desde el mas profundo de los sentidos. Hermanos de armas en la cancha, que hoy después de tantos años me enorgullecen en cada partido. Hoy jugamos un partido epico. Nuestro mejor futbol y nuestro mejor huevo. Combinación letal. Hoy vi en la cancha un verdadero equipo de la A. Un candidato firme a campeon. Vi amor propio en todos los puestos. No hubo uno que no haya hecho todo lo posible para que la pelota fuera del AC. Todos marcaron, todos metieron, todos corrieron, todos jugaron…La lluvia potencio el contexto, fue un partido impresionante
Hoy estamos en la recta final del campeonato. Quedan solo 4 partidos y estamos punteros.
Me gustaria contar una anécdota que con algunos ya comparti.
Hoy llegue a pasion, solo en mi auto chocado, con muchisima lluvia y mas aun ganas de jugar al futbol. Pero me imagine un partido tranqui, sin ambiciones, para tantear al contrario y probar nuevos puestos. Inclusive le dije al rubio que si queria yo hoy salia un rato, la idea era moverse un poco. El objetivo era jugar tranqui y no lastimarse.
Apenas bajo de mi querido auto me encontre de frente con un conocido, jugador de Pepe Ganga: Chupete. Sonriendo, y riendo, me dijo “negrito, viniste a perder?” Yo lo mire y no dije nada. Solo lo salude. Ahí me di cuenta que no era mas un amistoso. Ahí me di cuenta que hoy juagaba los 90 minutos…nadie se rie del AC, menos en mi cara.
Uds, me ayudaron a demostrarlo. Le dimos un pesto que no se lo va olvidar por mucho tiempo. Huevo y futbol sobraron. No fue goleada de casualidad. No tuvieron la pelota en todo el partido y sintieron lo que es la presion. Lo que es jugar contra un equipo que entendio que para ganar hay que sacrificar hasta lo que no tiene. Sintieron que no podian hacer nada, porque enfrente tenian a 11 animales que nos los iban a dejar jugar. 11 espartanos que aparte hoy se dieron el gusto de jugar bien. Y eso que era solo un amistoso…Estoy esperando la revancha, para callar a chupete, al que le pego a gon y al que en algun momento se creyo superior al AC
Cuando termino el partido me vino a saludar, sin risas y con un poco de vergüenza, casi mirando al piso. Ya no se rie del AC.
Ahora nadie se rie del AC. Los numeros lo muestran. 6 partidos, 5 ganados, uno empatado. Invictos. 12 goles a favor, solo 2 en contra. La vaya menos invicta de todo el torneo y probablemente de todas las divisiones. No puedo imaginar mejores numeros.
La pelota esta de nuestro lado. Es ahora cuando tenemos que demostrar que realmente tenemos PELOTAS. Paso a paso tenemos que ganar todos los partidos. Si ponemos huevo y jugamos como venimos haciendolo, solo nos espera ganar. Si perdemos es porque quisimos.
Estoy emocionado, soy un enfermo del AC. Todo el dia pienso en eso, en dar la vuelta y en el proximo sabado. Ojala puedan ver lo que siento en la cancha y que todos sientan lo mismo.
Prometo hacer todo lo posible para ser campeon…espero me acompañen en esa…Campeon o muerte diria Sebas…y lo apoyo. Ni en camilla me sacan de la cancha, ni en camilla abandono al AC. Cuenten conmigo como cuento con uds…
Ya nadie se rie del AC, hoy somos el equipo que nos merecemos…honremos en cada partido a la camiseta
El sabado que viene ya sabemos que hacer…
Abrazo a todos
El negro
Hoy estamos en la recta final del campeonato. Quedan solo 4 partidos y estamos punteros.
Me gustaria contar una anécdota que con algunos ya comparti.
Hoy llegue a pasion, solo en mi auto chocado, con muchisima lluvia y mas aun ganas de jugar al futbol. Pero me imagine un partido tranqui, sin ambiciones, para tantear al contrario y probar nuevos puestos. Inclusive le dije al rubio que si queria yo hoy salia un rato, la idea era moverse un poco. El objetivo era jugar tranqui y no lastimarse.
Apenas bajo de mi querido auto me encontre de frente con un conocido, jugador de Pepe Ganga: Chupete. Sonriendo, y riendo, me dijo “negrito, viniste a perder?” Yo lo mire y no dije nada. Solo lo salude. Ahí me di cuenta que no era mas un amistoso. Ahí me di cuenta que hoy juagaba los 90 minutos…nadie se rie del AC, menos en mi cara.
Uds, me ayudaron a demostrarlo. Le dimos un pesto que no se lo va olvidar por mucho tiempo. Huevo y futbol sobraron. No fue goleada de casualidad. No tuvieron la pelota en todo el partido y sintieron lo que es la presion. Lo que es jugar contra un equipo que entendio que para ganar hay que sacrificar hasta lo que no tiene. Sintieron que no podian hacer nada, porque enfrente tenian a 11 animales que nos los iban a dejar jugar. 11 espartanos que aparte hoy se dieron el gusto de jugar bien. Y eso que era solo un amistoso…Estoy esperando la revancha, para callar a chupete, al que le pego a gon y al que en algun momento se creyo superior al AC
Cuando termino el partido me vino a saludar, sin risas y con un poco de vergüenza, casi mirando al piso. Ya no se rie del AC.
Ahora nadie se rie del AC. Los numeros lo muestran. 6 partidos, 5 ganados, uno empatado. Invictos. 12 goles a favor, solo 2 en contra. La vaya menos invicta de todo el torneo y probablemente de todas las divisiones. No puedo imaginar mejores numeros.
La pelota esta de nuestro lado. Es ahora cuando tenemos que demostrar que realmente tenemos PELOTAS. Paso a paso tenemos que ganar todos los partidos. Si ponemos huevo y jugamos como venimos haciendolo, solo nos espera ganar. Si perdemos es porque quisimos.
Estoy emocionado, soy un enfermo del AC. Todo el dia pienso en eso, en dar la vuelta y en el proximo sabado. Ojala puedan ver lo que siento en la cancha y que todos sientan lo mismo.
Prometo hacer todo lo posible para ser campeon…espero me acompañen en esa…Campeon o muerte diria Sebas…y lo apoyo. Ni en camilla me sacan de la cancha, ni en camilla abandono al AC. Cuenten conmigo como cuento con uds…
Ya nadie se rie del AC, hoy somos el equipo que nos merecemos…honremos en cada partido a la camiseta
El sabado que viene ya sabemos que hacer…
Abrazo a todos
El negro
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